Hace escasamente un mes y medio que falleció mi madre. Como sabrá todo el que haya pasado por este trance, no hay palabras para expresar el dolor, el desconsuelo, la profunda tristeza y la añoranza del ser querido que ya no está con nosotros. Es duro y definitivo.
Esta receta de mi madre era una de sus obras maestras y creo que es un buen homenaje publicarla y compartirla con todos los que la conocisteis y los que no. Aprovechad esta nueva bajada de temperaturas para probarla, no os arrepentiréis.
Las costillas pueden ser normales o adobadas, de cerdo ibérico o no, incluso "lágrimas" (la tira de carne entre las costillas) o filetes de jamón cortados en tiras. Buen provecho.